Hablar de libre desarrollo de la personalidad
no significa vivir sin ley ni principios morales.
Se trata de uno vivir con la razón y la verdad,
evitando de ese modo las cosas perjudiciales.
El concepto que se maneja es: sé tu mismo,
no permitas que otros tomen por tí decisión.
Aunque muchos jóvenes caen en el abismo,
siguiendo ídolos hasta llegar a la imitación.
Cuando los llamados sabios dan a entender
que lo bueno es malo y lo malo es bueno;
cuando no se sabe si se es hombre o mujer,
a uno sólo queda respetar el derecho ajeno.
La juventud muchas veces no sabe qué hacer
para con sabiduría tomar la mejor decisión.
Es por ello que los jóvenes necesitan tener
en su libre albedrío la debida orientación.
Para muchos jóvenes los valores morales,
en poco o nada cuentan para guiar su vida.
Por lo que en el mundo aumentan los males
y la senda de muchos se encuentra perdida.
Mas, cuando se hace una apología al delito
y los modelos de muchos son los criminales.
En programas que en el cielo ponen el grito
cuando se habla de acabar con tantos males.
Urge entonces darles la debida orientación
al jóven en un mundo inmoral y degradado;
cuando si la familia falla en su formación,
la escuela debe asumir el rol encomendado.
Cuando los valores parece haberse invertido
no puede menos que cundir la inmoralidad.
Lo cual, se refleja en sus gustos, en el vestido,
e influye en el desarrollo de su personalidad.
Por ello, evita joven la calamidad y perjuicio;
decide y anda en los caminos de tu corazón.
Sabiendo que el Dios feliz te traerá a juicio.
Quita entonces, de tu corazón la irritación.
Teniendo presente que lo que uno siembra,
ya sea bueno o sea malo, eso mismo segará.
Que aunque se cambie el uso de la hembra,
su deleite, su dulzura, nada lo reemplazará.
Que el resultado de todo el desorden moral
son las preñeces no deseadas y prostitución;
e hijos sin padres como un problema social
que bien afecta la calidad de la educación.
(Ec.11:9,11)
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