Se dedicó un mujeriego
a disfrutar del placer,
satisfaciendo su ego
con una y otra mujer.
En su egoísta ambición
disfrutaba del placer,
teniendo una relación
con una y otra mujer.
Teniendo una buena esposa
que lo amaba y respetaba,
además de ser hermosa,
el débito le negaba.
Sola en la casa quedaba
dedicada a su quehacer,
mientras él se la pasaba
con una y otra mujer.
Pero se llegó el día
en que esta bella mujer,
como es normal, quería
sentirse amada en su ser.
Como siempre a la mujer
otro hombre la ha admirado,
con otro llegó a caer
por haberla descuidado.
Mientras su esposo amado
se entregaba a otra mujer,
a su esposa ha descuidado
y la ha llegado a perder.
La esposa de su juventud
ha llegado a perder,
mientras él con su actitud
buscó una joven mujer.
Al llegar a envejecer
la joven lo ha dejado.
Sin mujer y sin querer
ese hombre ha quedado.
Moraleja:
No descuides la mujer,
esposa de tu juventud,
y su amor podrás tener
hasta en la senectud.
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