Qué vida la del ignorante, al no saber nada
ni estar consciente de su necesidad espiritual;
que se conforma o divierte con una bobada
y termina siendo esclavo de su propio mal.
El verdadero ignorante prefiere la ignorancia,
creyendo no tener ninguna responsabilidad.
Al conocimiento le da muy poca importancia
y despreciando la luz prefiere la oscuridad.
Así llega a convertirse en un problema social
cuando, frenando el progreso y la prosperidad,
termina sirviendo e idolatrando a un criminal.
La ignorancia llega a esclavizar al ser humano,
quien, por miedo, llega a despreciar la libertad
para terminar bajo el yugo del malvado y tirano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario