El alma es la vida del ser viviente,
que por el espíritu o fuerza vital
en la sangre estás presente.
El alma que peca no es inmortal.
(Gen. 9:4; Ez. 18:4)
El espíritu vuelve al Dios que lo dio,
y el cuerpo muerto vuelve al suelo.
Su pensamiento o psiquis con él pereció
y como alma muerta, no va al cielo.
(Ec. 12:7; Sl.146:3,4)
No queda vagando al morir el alma
ni puede realizar ninguna labor.
Lo que al ser doliente le trae calma.
El muerto no puede ayudar ni causar pavor.
(Ec. 9:5,10)
El Diablo, el mentiroso,
enseña que el muerto sale.
Volviéndose misterioso,
de la creencia se vale.
Se hace pasar por el muerto,
imitando hasta la voz
del difunto. Y es cierto
que ha engañado a mas de dos.
Conocer esta verdad
puede librar del engaño
que se da en la oscuridad.
Pues el muerto no hace daño.
La muerte es la ausencia de vida,
no vida después de la muerte.
El alma que peca la lleva perdida
al correr nefasta suerte.
(Ez. 18:20)
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