sábado, 20 de octubre de 2012

LA MEJOR MANERA DE HONRAR LA BANDERA NACIONAL



                        

                           

                           


Se ha dicho que la bandera
es la representación
de todo pueblo o nación
que reputación espera.
Por ello el buen ciudadano,
sea cristiano o sea pagano,
rinda o no adoración
al Dios de toda creación,
se porta como hombre sano.
(Da. cap.3)

La imagen de su nación
no daña en el exterior,
procurando lo mejor
bajo cualquier situación.
Evita la corrupción
y el ser un malhechor.
Como buen trabajador
procura ser hombre honrado,
repudiando el pecado
y corrigiendo el error.
(1Pe.2;12; Ef.4;28)

Cualquier país o nación
pondrá en alto su bandera
si de la mejor manera
fomenta la educación
que busca la formación
de un hombre de integridad,
que amando la libertad
no cae en la drogadicción.
Mas, si le brinda atención
para su creatividad.

Cualquier país o nación
pone en alto su bandera
si a la población entera
le da debida atención
dentro de la imperfección
de los gobiernos humanos.
Y los buenos ciudadanos
cuando con integridad
respetan la autoridad,
al no ser unos villanos.

Lejos de la falsedad
que se observa en muchas sectas,
que al Creador no son aceptas
dentro de la cristiandad,
el cristiano de verdad
no se lucra de la guerra
que se da en toda la tierra,
con tácita aprobación
de la falsa religión
que a la mentira se aferra.
(Mt.7;13-23)

Mientras vive en este mundo,
el cristiano verdadero
siempre evita el desafuero
y el ser un iracundo.
Con celo y amor profundo
mantiene unidad familiar,
no se llega a divorciar
por cualquier factor liviano.
Siempre es un buen ciudadano
y como alumno, ejemplar.

Así, la mejor manera
de honrar a toda nación,
es evitar toda acción
que deshonre su bandera.
La religión verdadera
da apoyo a la educación,
y sin discriminación
por religión o por raza,
no presenta una amenaza
en ninguna institución.
(Ro.13;1-10)

¡No debe izar la bandera
aquel que sea delincuente
o que siendo presidente
deshonre la patria entera
con la corrupción que impera.
O que siembre en la nación
por el odio y la opresión
violencia y terrorismo,
llevándola al fanatismo
cual la falsa religión.
(Jn.4;22-24; 8;42-44)

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